Conciertos, DISCOS

Abraxas – Santana (1970)

Mi introducción al mundo del rock fue más temprano de lo previsto, gracias a los buenos oficios de mi primo Juan Jímenez, quien siempre tenía un gran debate en su gusto por el rock o la salsa brava. Además, poseía una respetable colección de LP y Cassettes. Siempre habían buenos discos en su colección y allí conocí much buena música, donde aparecían nombres entre los que se cuentan Roberto Roena y su Apollo Sound, The Bee Gees, Cat Stevens, Héctor Lavoe, Eric Clapton, Tavares y Blood, Sweat and Tears, entre otros. Así de variado era – y sigue siendo – su gusto por la música. Cierto día, al llegar a su casa había un afiche que decía Abraxas y que llamó mucho mi atención. Le pregunté si eso era de un disco y me respondió que, efectivamente, se trataba del disco Abraxas del guitarrista mexicano Carlos Santana, e inmediatamente buscó el LP y lo puso a sonar. Juan me decía “¡Primo, escucha esta vaina!” mientras el LP giraba en el tocadiscos. Al escuchar la primeras notas quedé como en trance, creo que fue algo así como una especie de alucinación, este disco tenía tanta fuerza, magia y una combinación de elementos donde el rock y la música latina se daban la mano energicamente, uniendo fuerzas, donde la guitarra y la conga se hermanaban en una misma danza, y las culturas se abrazaban en una fiesta sonora que se alojaba en mis sentidos. Y sí, desde ese momento se volvió uno de mis discos favoritos. Claro está, a la edad en que escuché el disco por primera vez no entendía mucho aquel asunto, aunque no dejaba de alucinar entre los sonidos del disco y el colorido presente en el arte de la carátula. Años más tarde, una vez que empiezo a investigar más me doy cuenta de la trascendencia de este disco, de su importancia vital y de su vigencia. Por esas y muchas más razones ha sido considerado entre los mejores álbumes de la historia.

Es un disco de mucha alegría, carácter y fuerza, pero a la vez denso y mágico. Cada vez que lo escucho siento que su vigencia cobra más fuerza. Su sonido me envuelve y me invita a seguir creyendo en el poder de la música y en el hecho de que las culturas existen para conocerse, integrarse y abrir nuevos caminos de rica sonoridad. Y sí, esta música está muy bien alojada en mi gusto musical. Aunque es un disco de rock, tiene varios tentáculos que acarician otros géneros como la salsa, el jazz. Abraxas es el segundo álbum de estudio de Santana, el cual se publicó en 1970 para el sello Columbia Records. Y si vamos a los números comerciales,estuvo en el primer lugar de la lista Billboard de 1970. Para este trabajo, la banda estaba formada al igual que en la primera producción por David Brown (bajo), Michael Shrieve (batería), Gregg Rolie (teclados, voz), Mike Carabello (percusión, congas), José «Chepito» Areas (percusión, congas, timbales), y por supuesto Carlos Santana (guitarra, coros). Adicionalmente, participaron Rico Reyes (percusión, voz) y Alberto Gianquinto (piano).

Este disco marcó el inicio de mi admiración por la música de Santana, cuya música me daría una gran sorpresa personal con el pasar de unos cuantos lustros. Era un día 24 de Junio en el Volkspark de la ciudad de Maguncia en Alemania, cuando tuve la oportunidad de ver a Santana en vivo en ocasión de la gira Divination Tour 2018. Llegué temprano, como habitualmente hago a cada cita o compromiso. Iba a disfrutar de uno de mis héroes de la música, eran muchos años esperando este momento. Disfruté un par de cervezas antes de que las puertas fuesen abiertas para ingresar al recinto, mientras tanto hablaba con algunas personas acerca de Santana y de los años de espera y que no había podido asistir a ninguno de sus conciertos en Venezuela. Una vez que las puertas se abrieron, caminé un poco hasta ubicarme frente a la tarima, bien cerca, en lo que en Venezuela llamamos la olla. Pasaron unos 45 minutos hasta que se inició el concierto y, como era de esperarse, la magia dela música de Santana se apodero de aquellas almas que plenamos el Volkspark, fueron más de dos horas de energía, buena música y disfrutar temas como Black Magic Woman, Evil Ways, Oye como va y Toussaint L’Ouverture, entre otros. En uno de esos momentos, saqué mi celular e hice unas cinco fotos, una de las cuales subiría a mi cuenta de Instagram luego del concierto. Fue una noche memorable viendo y disfrutando del talento y magia de una de las leyendas vivas de la música, acompañado por una banda que siempre pone el extra necesario para elevarse hacia cotas nunca antes alcanzadas, uno de esos conciertos que se recuerdan para toda la vida, con muy buena música y unas cuantas cervezas.

Al día siguiente, justo antes de ir a la oficina a trabajar, mientras me tomaba un café, me encontré con una grata e inesperada sorpresa: Ver esa foto publicada vía Repost en la página oficial de Carlos Santana en Instagram, donde se incluían mis créditos como una #FanFoto ¡Una foto mía llegando a tales instancias! ¡No podía creerlo! Realmente es uno de esos honores que nunca esperas y que me llenan de mucha alegría. Ojalá algún día pueda darle las gracias personalmente a Carlos Santana por tanta buena música, por tantas alegrías que nos ha transmitido a través de la cuerdas de su guitarra y, por supuesto, por lo de la foto. También el agradecimiento a mi primo Juan Jiménez, quien me señaló el camino hacia esta música. Sí, Abraxas me abrió el camino hacia estos terrenos donde el rock y lo latino se dan la mano, y aunque el 23.09.2020 este disco cumplirá 50 años, aun sigue vigente en mi gusto personal y en el de mucha gente. No solo de Jazz y Salsa vive Fósforo.

Mientras tanto sigo aquí, sentado sobre una corchea.

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Asia (1982)

Papá nunca se imaginó lo que vendría luego de regalarme aquel LP en la desaparecida tienda por departamentos Sears de Valencia. Recuerdo perfectamente que, mientras Papá se dirigía hacia el departamento de ferretería de la tienda, yo me iba directo hacia la sección de sonido y discos. Ese día andábamos en planes de compra de un regalo para Mamá, así que, luego de buscar el obsequio, aproveché la ocasión para revisar los discos y ver qué cosas habían allí, de manera de conseguir que Papá me regalase un disco. Siempre me ha gustado revisar todas las secciones de las discotiendas, eso ha sido un ritual que cumplo cada vez que voy en búsqueda de un disco. Total, Papá tampoco duraba mucho tiempo en el departamento de Ferretería ya que los discos siempre han sido su afición, aunque él nunca lo haya confesado abiertamente. 

Bien, luego de revisar los discos de salsa y los de jazz,  en  la sección de rock estaba un disco titulado Asia, donde una serpiente marina emergía de las aguas como jugando o luchando con una esfera. De un primer momento, la carátula cumplía su cometido, aunque el contenido del disco me atraparía mucho más de lo esperado una vez que la señora que atendía el departamento de música tuvo la gentileza de poner el LP. Al escuchar las primeras notas, el disco se convirtió rápidamente en un objeto de culto por aquel sonido cautivante, muy inteligente y finamente elaborado, a pesar que fue un disco que generó controversia: Unos lo tildaban de comercial, catalogándolo incluso dentro de un odioso género denominado AOR (Adult Oriented Rock o Rock Orientado a Adultos), mientras que otros, menos preocupados por etiquetar, nos dedicábamos a disfrutar de la maestría de Carl Palmer y sus constantes innovaciones en la batería, del brillo de Steve Howe y su sonido drámatico y sensible, de Geoff Downes danzando sus dedos con finura sobre las teclas, y de John Wetton en un momento inmejorable para vocalizar y aportar el calor necesario en las oscuras cuerdas bajas. Un disco influenciado por diversidad de géneros que van desde el período impresionista hasta el período barroco, donde Viila-Lobos y Debussy se asomaban discretamente en un retrato sonoro de cuatro virtuosos provenientes de bandas fundamentales como Yes, King Crimson, UK y Emerson Lake & Palmer. Una banda donde prevalecía el concepto grupal por encima del individual, con un sonido sólido, bien definido, inteligente, con fuerza y mucho swing. Uno de los discos que componen la banda sonora de mis pasos. 

Hoy le agradezco a Papá el haberme regalado el LP ese día, ya que ha sido unos de tantos tesoros que me ha legado en vida, aparte de fomentar mi interés por la buena música, lo cual va más allá de la salsa brava y el jazz.  Aún sigo revisando cada anaquel de una discotienda y la música sigue siendo el elemento vital donde hago vida. ¡Gracias, Papá!